Si, hace solo dos años que te fuiste madre.
El tiempo es relativo: dos años sin ti han sido eternos, pero dos años con tu recuerdo tan cercano parecen muy poco. Sé que no soy la única que te recuerda, que hay muchos que te amamos que en este día te estamos recordando, pero ese recuerdo no es temporal, no. Estarás siempre es mi corazón, mientras yo viva. Tus palabras, tus gestos, tus anécdotas y enseñanzas viven en mi, fruto de tu sangre y de tu carne, por que se que si alguien me ha demostrado su amor en esta vida esa fuiste tú.
Hoy solo quiero repetir las palabras que no me quedé con ganas de decirte, pero que, tal vez, no expresamente debidamente con mis actos: Te amo mami.
29/nov/2007
jueves, 29 de noviembre de 2007
martes, 6 de noviembre de 2007
PESADILLA SIN SUENO: TABASCO
La situacíón en Tabasco es dificil: el 80% del Estado inundado. La gente en pueblos y Capital ha perdido todos sus enseres domésticos, sus recuerdos de vida, sus comercios, trabajos. ¡Dios mio! ¿como saldrán adelante?
¡Lo harán! Lo sé. Así como en 1999 mi pueblo y familia pasó por lo mismo y poco a poco resugieron y recuperaron la dignidad y la alegría. Así lo harán los Tabasqueños. ¡Estoy segura de ello!
Mi hermano Aurelio vive en Tabasco pero el Municipio en que habita ¡fue el único que no se inundó! ¡Vaya suerte!
Rafaela, mi prima, y su familia aun no sabemos como estan, esperemos que bien, pero su casa debe haberse inundado. Esperemos noticias.
¡Vamos Tabasco, recuerden que Tabasco es un Edén!
ROCÍO
¡Lo harán! Lo sé. Así como en 1999 mi pueblo y familia pasó por lo mismo y poco a poco resugieron y recuperaron la dignidad y la alegría. Así lo harán los Tabasqueños. ¡Estoy segura de ello!
Mi hermano Aurelio vive en Tabasco pero el Municipio en que habita ¡fue el único que no se inundó! ¡Vaya suerte!
Rafaela, mi prima, y su familia aun no sabemos como estan, esperemos que bien, pero su casa debe haberse inundado. Esperemos noticias.
¡Vamos Tabasco, recuerden que Tabasco es un Edén!
ROCÍO
lunes, 22 de octubre de 2007
UN SUEÑO SIN PESADILLA
Soñe con un vecinito: sucedía que mi hija A.B. y yo estabamos dentro de la casa. La puerta tenía un vidrio roto y por ahí se asomaba el niño buscando a A.B. Ella de dio, muy emocionada, un pequeño envoltorio, una tela cafe doblada, como de diez centimetros, cosida burdamente por los lados, pero lo hacía como tratando de que los demás no se dieran cuenta, pero yo sabía que era un regalo de cumpleaños. El la recibía pero lo tiraba, yo lo recogía y le decía muy enojada: es tu regalo de cumpleaños. A.B. estaba turbada y triste y el niño le decía "soy un tonto". Hace mucho que no recordaba bien los detalles de un sueño. La verdad es que lo que tengo son pesadillas que me hacen gritar y necesito que me despierten. Esto empezó hace ya cuatro años, cuando me asaltaron y golpearon. Me alegra haber tenido un sueño que no degenerara en pesadilla.
martes, 16 de octubre de 2007
PENSANDO UN NUEVO CUENTO
Estoy tratando de escribir un nuevo cuento, pero se me ha dificultado como nunca. La idea nació de una anécdota que alguna vez me contaron respecto a un tío y su aventura con la hija de un Nahual (hombre con capacidad para convertirse en animal). Realmente tengo totalmente pensado el argumento de la historia, pero para su desarrollo fue necesario estudiar todo lo relativo a la leyenda del Nahualy me encontré con que el concepto del Nahual viene desde los aztecas y se enseñaba en el Calmecac y después fue desvirtuado por los españoles, habiendo llegado hasta nuestros días como una leyenda, sin embargo, muchos dicen que es una realidad.
Bueno, resulta que la historia se desarrollará en cuatro épocas y e ahí la dificultad. No sé cuanto me tarde, pero me gusta.
Bueno, resulta que la historia se desarrollará en cuatro épocas y e ahí la dificultad. No sé cuanto me tarde, pero me gusta.
¿QUÉ SIGNIFICA CARPE DIEM"
"Carpe Diem", es una locución latina que significa "aprovecha el día". Los seres humanos vivimos día a día, pero muchas veces lo hacemos sin percatarnos de ello, sin realizar cada día un acto que valga la pena haberlo vivido, sin percibir la belleza de lo que la naturaleza nos da sin cobrar por ello, sin decir "te amo" a algún ser querido, sin aplicarnos debidamente a nuestras labores, sin dar un paso tendiente a obtener nuestras metas o sueños. A mí me pasa frecuentemente no aprovechar realmente mi día, por ello titulé este Blog "Carpe Diem", para recordarme que debo aprovechar mi tiempo.
miércoles, 10 de octubre de 2007
LAS RAZONES DE MI MADRE
A mi madre, Concepción Romero Morido.
-¿Por qué te enojas Concha?
-Mi fuerza está en el enojo: mis ojos parecen dos lanzas de fuego que se clavan en el cuerpo de mis hijos, haciéndoles desistir de travesuras y andanzas equívocas: Mis enfados son célebres, los han conocido mi madre, mi esposo, hijos y nietos. Pero mi bravura no es un látigo que utilice para lastimar, sino la herramienta necesaria para encauzar por el buen camino a quien necesite ser enderezado. Sí; mi bravura es el elemento indispensable para hacer frente a la vida que me tocó.
-¿Por qué estás cansada, Concha?
Siempre hay mucho trabajo: debo lavar a mano, quitar las arrugas de la ropa con plancha de de carbón, moler en metate, cocinar en fogón de leña, atender a ocho hijos, un esposo, varios hermanos, algunos sobrinos y, en ocasiones, ciertos huéspedes. La lavadora, licuadora, plancha eléctrica, y la estufa de gas, que llegarán con el paso de los años, aliviarán un poco mi agotamiento pero nunca acabarán con él, porque está arraigado en mis venas. No obstante, nunca me derrumbaré, siempre tendré la fortaleza necesaria para hacer lo que se tenga que hacer.
-¿Por qué te escondes, Concha?
-Sólo por ésta vez no quiero compartir. Tengo muchos hijos, muchos hermanos pequeños; todos quieren una paleta de hielo que los alivie del calor y sólo tengo dinero para comprar una. En esta ocasión, sólo por hoy, quiero ser egoísta; por eso me escondí aquí, atrás del cuarto de los trebejos, en cuclillas, para comer en soledad, por única vez en la vida, una golosina no compartida.
-¿Por qué te peinas, Concha?
-Este pueblo tiene una historia antigua de trombas e inundaciones. Cuando el agua sube mucho, hay que acudir con los vecinos que tienen casas altas y resistentes para, desde el abrigo de sus techos, ser testigos de cómo la inundación se lleva nuestra casa, con toda la ropa y pertenencias de la familia, dejándonos con lo puesto, enfrentados a la miseria. Por eso, antes de salir de mi casa, ya con el agua en la cintura, tomo el peine y lo paso por mis cabellos. Hasta en la desgracia debe una estar peinada.
-¿Por qué lloras, Concha?
-Hoy, viernes santo, recibí el último aliento de mi hijo. La muerte se asentó en sus pulmones y me obligaron a entregarlo a la tierra, con sus pies desnudos y su tersa piel de adolescente. No me consuela mi vientre, con un ser nonato que se aferra a mis entrañas; porque un hijo no se cambia por otro. Lloro porque mi corazón vislumbra que tendré otros días como éste en los que, estando dolorosamente viva, tendré que abrazar los cuerpos inanimados de otros dos hijos muy amados.
-¿Por qué te preocupas, Concha?
-Todo, todo en este mundo me preocupa: mi esposo, mis hijos, mis nietos, mis nueras, mis vecinos. Siempre hay alguien con problemas por los que debo preocuparme.
-¿Por qué corres, Concha?
-Me necesitan. ¿No lo ves?. Mis hijas, algunas veces, necesitan quien les cuide a sus pequeños, mientras ellas trabajan; mi nieto necesita que lo críe; mis nueras, parturientas, deben reposar su cuarentena; mi hijo mayor, en estado de coma, requiere mi presencia a su lado; mi madre, una mujer longeva, debe ser cuidada en su ancianidad; toda mi familia necesita de mí; Por eso corro, por eso corro siempre.
-¿Por qué ríes, Concha?
-La risa no es fácil en mí, En pocas ocasiones se revienta en mis labios una carcajada, pero existen situaciones que me hacen sentir alegre: el nacimiento de un nieto, la titulación de una hija, una reunión familiar. Mis risas y alegrías siempre son causadas por un acontecimiento que haga feliz a un miembro de mi familia.
-¿Por qué cocinas, Concha?
-No tengo facilidad de expresión. Apenas si sé leer y escribir. No puedo compartir con facilidad mis sentimientos; así que, cocino: preparo tamales, pierna al horno, pavo relleno, adobo de puerco, chiles en nogada, mole poblano, sopa de pollo, puré de papa a la mostaza, pasteles y pechuga de ángel. Mediante esos guisos y postres, que saborea con tanto deleite mi familia, transmito todo la carga de amor que abriga mi corazón y que mis labios no pueden expresar.
¿Ay, Por qué te fuiste, Concha?
-Mi cuerpo estaba cansado. Hace algún tiempo que ya no podía enojarme, preocuparme, llorar, correr o cocinar. Me ganó la nostalgia de todos los seres queridos que, antes que yo, tomaron el camino al cementerio. Mi familia tiene que seguir sin mí: continuarán viviendo, aunque yo me haya ido, porque los hice fuertes; porque les construí, para su protección, una fortaleza de amor a base de enojos, cansancio, preocupaciones, llanto, alegrías, carreras y guisos.
NOTA: Me ha costado mucho escribir este texto. No hace más de dos años que Concha, mi madre, se fue y hasta hace unos pocos días, pude escribir esto, como un homenaje para ella, para esa vida tan difícil que le tocó vivir.
-¿Por qué te enojas Concha?
-Mi fuerza está en el enojo: mis ojos parecen dos lanzas de fuego que se clavan en el cuerpo de mis hijos, haciéndoles desistir de travesuras y andanzas equívocas: Mis enfados son célebres, los han conocido mi madre, mi esposo, hijos y nietos. Pero mi bravura no es un látigo que utilice para lastimar, sino la herramienta necesaria para encauzar por el buen camino a quien necesite ser enderezado. Sí; mi bravura es el elemento indispensable para hacer frente a la vida que me tocó.
-¿Por qué estás cansada, Concha?
Siempre hay mucho trabajo: debo lavar a mano, quitar las arrugas de la ropa con plancha de de carbón, moler en metate, cocinar en fogón de leña, atender a ocho hijos, un esposo, varios hermanos, algunos sobrinos y, en ocasiones, ciertos huéspedes. La lavadora, licuadora, plancha eléctrica, y la estufa de gas, que llegarán con el paso de los años, aliviarán un poco mi agotamiento pero nunca acabarán con él, porque está arraigado en mis venas. No obstante, nunca me derrumbaré, siempre tendré la fortaleza necesaria para hacer lo que se tenga que hacer.
-¿Por qué te escondes, Concha?
-Sólo por ésta vez no quiero compartir. Tengo muchos hijos, muchos hermanos pequeños; todos quieren una paleta de hielo que los alivie del calor y sólo tengo dinero para comprar una. En esta ocasión, sólo por hoy, quiero ser egoísta; por eso me escondí aquí, atrás del cuarto de los trebejos, en cuclillas, para comer en soledad, por única vez en la vida, una golosina no compartida.
-¿Por qué te peinas, Concha?
-Este pueblo tiene una historia antigua de trombas e inundaciones. Cuando el agua sube mucho, hay que acudir con los vecinos que tienen casas altas y resistentes para, desde el abrigo de sus techos, ser testigos de cómo la inundación se lleva nuestra casa, con toda la ropa y pertenencias de la familia, dejándonos con lo puesto, enfrentados a la miseria. Por eso, antes de salir de mi casa, ya con el agua en la cintura, tomo el peine y lo paso por mis cabellos. Hasta en la desgracia debe una estar peinada.
-¿Por qué lloras, Concha?
-Hoy, viernes santo, recibí el último aliento de mi hijo. La muerte se asentó en sus pulmones y me obligaron a entregarlo a la tierra, con sus pies desnudos y su tersa piel de adolescente. No me consuela mi vientre, con un ser nonato que se aferra a mis entrañas; porque un hijo no se cambia por otro. Lloro porque mi corazón vislumbra que tendré otros días como éste en los que, estando dolorosamente viva, tendré que abrazar los cuerpos inanimados de otros dos hijos muy amados.
-¿Por qué te preocupas, Concha?
-Todo, todo en este mundo me preocupa: mi esposo, mis hijos, mis nietos, mis nueras, mis vecinos. Siempre hay alguien con problemas por los que debo preocuparme.
-¿Por qué corres, Concha?
-Me necesitan. ¿No lo ves?. Mis hijas, algunas veces, necesitan quien les cuide a sus pequeños, mientras ellas trabajan; mi nieto necesita que lo críe; mis nueras, parturientas, deben reposar su cuarentena; mi hijo mayor, en estado de coma, requiere mi presencia a su lado; mi madre, una mujer longeva, debe ser cuidada en su ancianidad; toda mi familia necesita de mí; Por eso corro, por eso corro siempre.
-¿Por qué ríes, Concha?
-La risa no es fácil en mí, En pocas ocasiones se revienta en mis labios una carcajada, pero existen situaciones que me hacen sentir alegre: el nacimiento de un nieto, la titulación de una hija, una reunión familiar. Mis risas y alegrías siempre son causadas por un acontecimiento que haga feliz a un miembro de mi familia.
-¿Por qué cocinas, Concha?
-No tengo facilidad de expresión. Apenas si sé leer y escribir. No puedo compartir con facilidad mis sentimientos; así que, cocino: preparo tamales, pierna al horno, pavo relleno, adobo de puerco, chiles en nogada, mole poblano, sopa de pollo, puré de papa a la mostaza, pasteles y pechuga de ángel. Mediante esos guisos y postres, que saborea con tanto deleite mi familia, transmito todo la carga de amor que abriga mi corazón y que mis labios no pueden expresar.
¿Ay, Por qué te fuiste, Concha?
-Mi cuerpo estaba cansado. Hace algún tiempo que ya no podía enojarme, preocuparme, llorar, correr o cocinar. Me ganó la nostalgia de todos los seres queridos que, antes que yo, tomaron el camino al cementerio. Mi familia tiene que seguir sin mí: continuarán viviendo, aunque yo me haya ido, porque los hice fuertes; porque les construí, para su protección, una fortaleza de amor a base de enojos, cansancio, preocupaciones, llanto, alegrías, carreras y guisos.
NOTA: Me ha costado mucho escribir este texto. No hace más de dos años que Concha, mi madre, se fue y hasta hace unos pocos días, pude escribir esto, como un homenaje para ella, para esa vida tan difícil que le tocó vivir.
martes, 9 de octubre de 2007
AHORA SÍ
Me siento como si estuviera en una página en blanco sin saber qué escribir, ya me tengo que ir, se me hizo tarde y mis hijos estan esperándome
Suscribirse a:
Entradas (Atom)